lunes, 30 de marzo de 2015

Vestido V: 24

Ya tengo 24 años. 

Y quiero hacer un millón de listas antes de los 25. En particular, una que tenga 24 cosas que anhele o ansíe, o a lo mejor simplemente me parecen imposibles o improbables para clasificar, pero que aún así las intentaré con todas mis fuerza, me frustre o me agote. Pero qué más da, frustrarse o agotarse es de gente con más de un cuarto de siglo, y a mí todavía me queda un año para disfrutar de mis listas y mis cosas imperfectas, imposibles e improbables.

Quiero volar encima de un delfín (1) y todo lo que eso conlleve o subirme a lomos de un elefante (2), mientras nos duchamos en una enorme cascada. O a lo mejor eso es quizás demasiado fantástico y debería ser más realista. Entonces me gustaría tener un gato (3), un gato al que le llamaría Milú o Contradicción, ambas cosas serían una contradicción y entonces tendría por fin sentido esa palabra. Aprender a cocinar comida de todos los países y no morir en el intento (4), porque ya sabe todo el mundo lo odioso que es morir a manos de una alergia o una comida demasiado picante. Saber coser un botón o tres millones (5), tener un poco más de ojo con las manualidades (6), que yo siempre sacaba mala nota en plástica y es algo que nunca pude remediar. Quizás terminar mi página web (7), encontrar trabajo (8), un hueco en el cine (9) o tener la nevera siempre llena (10). Aunque esas peticiones mejor las dejamos para el final, porque son más de gente sensata y mayor, y recordemos que a mí aún me queda un año para fantasear. Dibujar un cómic o una novela gráfica (11), y a ver si así nace el pequeño Hergé que tengo dentro de mí. (Un Hergé mucho más patoso, menos talentoso y menos Belga que el original) Tirarme en parapente (12), en paracaídas (13), desde encima de un puente bien agarrada (14) o desde un muelle del Mediterráneo (15), que la verdad es que aunque lo he visto, nunca me he bañado allí. Irme de ruta turística por el mundo en adelante (15) y encontrarme a Orlando Bloom en medio de Elizabethtown y hacer juntos la ruta 66 (16). Aunque bueno, no soy demasiado caprichosa, sino es Orlando Bloom, siempre puede ser Sean Penn en Hacia Rutas Salvajes. No le pongo ascos, soy razonable. Terminar de leer todos los libros que alguna vez empecé y terminar de escribir todos los libros que alguna vez guardé en un cajón. Aunque bueno, me conformo con leer bastante (17) y escribir casi tanto (18). Algo es algo, ¿verdad? Aprender a tirar con arco (19), mejorar con la tabla de surf (20) y saber bailar salsa (21) Porque bueno, qué caray, me apetece y punto. Y quizás, aunque lo diga un poco con la boca pequeña por la vergüenza, continuar teniendo la misma pasión por las cosas que me gustan (22) y seguir conservando y queriendo a la gente que tiene un hueco ahora mismo en mi vida. (23)


Y lo más importante, y como última petición, ser muy feliz durante este año. Gracias por estos 24, mundo. (24)


 
VestidoSheinside


P.D. Verde que te quiero verde y, hay que reconocer, que estoy la mar de contenta con este maravilloso cumpleaños que he tenido, con gente a la que quiero, y de por fin estar de nuevo en mi querida Galicia. GRACIAS a todos por estos días tan geniales.


 Alba

lunes, 23 de marzo de 2015

Prosa V: Héroe

El Jueves fue el día del padre.

Y evidentemente no os estoy contando nada nuevo. Lo más seguro es que todos os hayáis puesto en contacto con vuestros respectivos padres, llenando vuestro Facebook con fotos nostálgicas y, los más suertudos, habréis pasado el día con ellos. Yo tuve que conformarme con una felicitación por teléfono, que aunque sabe a poco, es mejor que nada. Desgraciadamente, al teletransporte aún le quedan unos años de perfeccionamiento y, a veces, 600 kilómetros dan sentido a la palabra lejos. 

No me malinterpretéis, generalmente escribo para todo el mundo, casi siempre pensamientos muy íntimos que tengo la necesidad de plasmar por escrito, pero hoy no es para ti, hoy, y sólo por hoy, quiero que sea para él, para mi padre. Y no porque sea Lunes, o Martes, o un Jueves maldito de madrugada, simplemente porque es él y eso a mí me basta.

Si me hubieran preguntado de pequeña qué palabra describiría mejor a mi padre, hubiera dicho invencible. Un hombre que era mago, que hacía hablar a objetos inanimados, que escalaba montañas, que me enseñaba lo que era un Delorean volador y un robot que se llamaba T-1000. Tardes en la piscina, en bicicleta, en piragua, con los brazos en el aire y gritando al cielo. Risas, risas y venga a reír, aunque de vez en cuando esto iba acompañado de lloros, algunos justificados, aunque nunca lo entendiera. Un hombre que parecía que medía cuatro metros y era el más fuerte del mundo, nadie ni nada podía con él, y si alguien se atrevía a retarle, antes tendría que vérselas conmigo. Eso sentía yo y eso era él para mi.

Ahora, aunque la pregunta no ha cambiado, la respuesta si lo ha hecho. No creo que mi padre sea invencible, de hecho, es un concepto que ya no me gusta, implica facilidad en contraposición a lo compleja que es la vida. Mi padre es muy vencible. Como tú, como yo, y como cualquier hijo de vecino. Eso me permite dejar de idealizarlo y ver lo inteligente que es. Un hombre que tiene mil proyectos y aunque tarde en terminarlos, se motiva cada día para continuar más y más. Alguien que es un ejemplo, que me ha dado los mejores - y alguna vez peores - consejos para sobrevivir. No necesito que mida ya cuatro metros, aún me saca diez centímetros, y me sigue haciendo reír como cuando tenía diez años. Cada año que pasa comprendo más todo lo que hace por mi y cada año, me siento más pequeña sin saber muy bien cómo agradecérselo. Y esta es una de esas ocasiones que siento que las palabras se quedan cortas, dejando paso al dulce silencio que lo dice todo entre nosotros dos. Ya son muchos años y nos entendemos perfectamente. 

Gracias, papá. Sé que eres muy poco dado a discursos abiertos de amor y afecto, pero hoy me he levantado con ganas de decirte lo mucho que te quiero. Y qué le vamos a hacer, menuda hija más ñoña te ha salido. 


P.D. Sé que esperabais una fotografía de mi padre, o una junto a él, pero para guardar un poco su privacidad (que luego se me quejaría) y para avergonzarme yo más, dejo esta, que es uno de los días de infancia que más recuerdo a su lado y de lo bien que lo pasamos juntos. Y sí, ese chandal se quemó, no os preocupéis. 

Alba

lunes, 16 de marzo de 2015

Vestido IV: Maldita primavera

Maldita asquerosa infecta primavera.

Te odio. Si, a ti, te odio con toda mi alma. Empápate bien de la gente que te disfruta, de los que alardean a los cuatro vientos que te quieren o van a los campos a tumbarse clamando más y más de ti. Disfruta de eso, porque mientras tanto, yo te odio. 

No te ofendas, ni llores y, sobre todo, no mires hacia otro lado, porque eso si me da rabia. Te-odio. Teodio. Te odio. Junto y separado. Eres el principio de mis pesadillas. Eres un torbellino de malas sensaciones. Eres la jodida primavera. Suenas a maldad, a niñas repelentes de colegio y un quiero y no puedo de un verano que no da llegado. Y estornudo. Otro estornudo. Otro más. Joder, he vuelto a estornudar y así un sinfín de veces más.

No llores, no vengas a darme lástima, porque no me das ninguna lástima. En vez de llorar, escúchame, porque te voy a explicar muy atentamente las razones por las qué te odio. Tú me traes estornudos, dolor de cabeza, sensación de malestar, el maldito y jodido polen que parece estar destinado solo para mi tortura personal, luz descompensada y me vuelve la horrible fotofobia y voy por la vida sintiendo que soy Ray Charles, pero sin soul ni piano. Y no, no y no. Ganas de salir de casa, pero me obligas a permanecer en ella porque me dejas los ojos hinchados y si fuera por llorar de felicidad aún tendría un sentido, pero eres mi eterna conjuntivitis que dura cuatro meses al año. 

Eres mi némesis y eso es algo que, por mucho que te duela aceptar, los dos sabemos muy bien. Porque aunque quieras caerme bien, soy mejor sin ti, y tú te sientes mejor conmigo sin quejarme.




VestidoSheinside


P.D. Lunes de muchas alergias y malas caras, pero qué le vamos a hacer. Ánimo a los alérgicos y envidia a los que no lo sois.


 Alba

lunes, 2 de marzo de 2015

Prosa IV: Tengo miedo

Tengo miedo. 

Tengo miedo. 'De qué' preguntarás tú, y yo me quedaré tímida ante ti sin saber muy bien qué contestar, aunque lo sé perfectamente. 

Tengo miedo a las arrugas, al desorden, a los ruidos estridentes, pero sobre todo al silencio. Tengo miedo a las hormigas, hormigas por todo mi cuerpo sin avisar y yo no me puedo mover. Tengo miedo a los trenes que van muy rápido y a las motos que van despacio, porque son más imprevisibles que las cosas que se mueven a gran velocidad. Tengo miedo a mis alergias, a las 25 alergias que tengo y me da miedo que nadie se acuerde de ellas y yo sea tan tonta como para olvidarlas por un segundo y que nadie me las recuerde. Tengo miedo a perder las cosas, a perder los papeles, a perderme. Tengo miedo de que me olviden o olvidarme de los demás. Tengo miedo de ser descuidada, suficiente descuidada como para no saber donde he dejado las llaves o para no prestar atención a mis cosas y que desaparezcan. 

Tengo miedo. Te reirás y te parecerá una tontería, pero es que me muero de miedo. Por ti. Por tu efecto en mí, por estar y no estar, porque digas algo que un principio me de igual, pero a la larga me afecte. Y entonces yo tengo que fingir que obviamente no pasa nada, pero me muero de rabia por decirte que sí pasa. Pero claro que no pasa nada. Porque en el fondo, yo me he quedado callada cuando tú has preguntado y hemos pasado a otra cosa. Y yo me quedo con mis arrugas, mi desorden, mis ruidos, mis hormigas, mis trenes y mis motos, mis alergias, y mi miedo a todo lo demás. Y tú te quedas con mi silencio. 

Y eso, por vacío que sea, nos contenta a los dos. Por hoy, al menos. 

Fotograma de Reverso - nuevo cortometraje - con la maravillosa actriz, Gabriela Inaty

P.D. Hoy me voy a la cama contenta, porque el Lunes me ha regalado un trozo de cine, y yo no puedo estar más orgullosa del equipo de hoy.

Alba